domingo, 30 de marzo de 2008

Obesidad pasiva o ambiental













Qué es la obesidad pasiva o "ambiental" …..?





Además de las decisiones individuales y la predisposición genética, el ambiente de la sociedad en que vivimos es el tercer factor responsable del aumento de obesidad.



Cada vez se le carga con más parte de culpa, probablemente con razón.

Se puede argumentar afirmando que la dotación genética del hombre actual es básicamente la misma que la del hombre de hace medio siglo. Tampoco hay razones para pensar que somos más débiles de voluntad o más indolentes que nuestros padres o abuelos.



¿Qué ha cambiado, entonces, para que se esté produciendo un avance generalizado de la obesidad?

La respuesta parece ser que el principal culpable es el ambiente incitador a engordar de las sociedades desarrolladas.



Es lo que se llama "obesidad pasiva". El informe "Tackling Obesities: Future Choices", basado en un estudio de dos años de duración realizado por el organismo científico gubernamental Foresight, abunda en esa línea y realiza una serie de recomendaciones dirigidas a la industria alimentaría y sectores relacionados.

Cuando se dice que el ambiente es favorecedor de la obesidad, nos referimos a unas actividades laborales cada vez más sedentarias, un transporte muy accesible que supone moverse menos, aumento de los entretenimientos reposados en perjuicio de los físicos, disponibilidad progresiva de alimentos más baratos y engordantes...

Es cierto que la responsabilidad de cambiar esto es de las autoridades. Pero eso no significa que nosotros, como ciudadanos, no podamos hacer nada.



En primer lugar, debemos exigir a los poderes públicos que intenten limitar los efectos de este ambiente: normas sobre elaboración más saludable de productos alimenticios, la publicidad, el etiquetado, la incentivación pública de la práctica deportiva y campañas de educación.

Pero también podemos concientizarnos del ambiente en que estamos inmersos y la influencia nefasta que tiene sobre nuestra salud, e intentar contrarrestarla.



Debemos alimentarnos mejor, informarnos, movernos más, intentar desarrollar entretenimientos que supongan actividades físicas (deportes, marchas, paseos...) en detrimento de las más sedentarias, como la televisión o los videojuegos, etc.
Y, lo que es importantísimo, incorporar estos cambios a nuestras costumbres y hacerlos permanentes.


Eduardo Hernández.